viernes, 30 de marzo de 2012

LA ÚLTIMA CENA DEL SEÑOR, SU CRUCIFIXIÓN Y RESURRECCIÓN

LA ÚLTIMA CENA DEL SEÑOR, SU CRUCIFIXIÓN Y RESURRECCIÓN


INTRODUCCIÓN

Aconteció que esta historia Que la Biblia nos la cuenta Sucedió hace dos milenios Hechos que aún se celebran Donde a Jesucristo En medio de una tarea De ir educando a su pueblo Yendo de aldea en aldea Terminó en Jerusalén, La capital de Judea Antigua provincia romana Ocupada por la fuerza Por las legiones que Roma Enviara a esas tierras Para engrandecer a su imperio Y sojuzgar a quien sea.

Con la complicidad de algunos Que a su antojo manejan Las leyes que les legaron Desde antiguo los profetas Adorando a Jehová, Dios Padre, Y no a un paganismo cualquiera, Al Dios todopoderoso, Creador del cielo y la tierra, El que hizo de barro a Adán Y luego a su compañera

LA CENA DEL SEÑOR

Pero uno de los discípulos Que compartían la cena Que era Judas Iscariote Recibió una bolsa llena Con las monedas de plata Que sumaban unas treinta De los jefes de sacerdotes Para conseguir su entrega Traicionando a sí al Maestro Con una burda estratagema Y que se llevaría a cabo En un acto por sorpresa Pero Jesús ya sabía Pidiéndole que procediera Y lleve a cabo su plan Previendo las consecuencias.

Mientras comían Jesús El pan lo dividió en piezas Dando las gracias a Dios Y les dijo sin impaciencia “Tomen y coman el pan Y de esta copa el vino beban Que son mi cuerpo y mi sangre” En ésta, su última cena. Esto significó la alianza Que con Dios Padre estableciera Para perdonar los pecados De quienes los cometieran Que se hayan arrepentido Y su cuerpo y sangre ingieran. Jesús le aseguró a Pedro Que si por Él le requieran Lo negará por tres veces Y antes que amaneciera.

EL ARRESTO

En el medio de esa noche Apareció tras su presa Judas con mucha gente armada Dispuestos a dar pelea Mandados por los sacerdotes Siguiendo una contraseña: “Al que yo bese, arréstenlo” Y lo cazaron como a una fiera.

Dejando solo a Jesús Como a un bandido cualquiera Los discípulos huyeron Como el Maestro previera.

Ante Caifás fue llevado Casi servido en bandeja Y fue seguido por Pedro, Oculto por si lo vieran.

Los jefes de los sacerdotes Y toda la Junta Suprema Buscaban una prueba falsa Para justificar la condena.

Le preguntaron si era el Mesías Y aquella fue su respuesta: “Tú lo has dicho y al Hijo del hombre Verán sentado a la derecha Del Todopoderoso en las nubes” Y lo tomaron como ofensa “Es culpable y debe morir” Clamaron con insistencia.

Escupitajos y golpes Recibió por su insolencia.

Mientras Pedro a Él lo negaba Escondiéndose allí afuera Cuando se le preguntaba Si a Jesús reconociera Antes que el gallo cantara Como Jesús predijera.

JESÚS ES ENTREGADO A PILATO

Al alba los jefes de sacerdotes Y los ancianos que hubiera De acuerdo con un plan criminal Procedieron a su entrega Ante el gobernador romano Para que el castigo cumpliera.

Judas tuvo remordimientos; Quiso devolver las monedas: Era la inicua traición Que pesaba en su conciencia.

Pero rechazaron el pedido Le dijeron con indiferencia Y ante el rumbo de los sucesos En que fracasó su oferta Desesperado él se ahorcó Para borrar su bajeza.

JESÚS ANTE PILATO

“¿Eres tú el rey de los judíos?” Fue la pregunta primera Que el gobernador Pilato A un Jesús atado hiciera.

“Tú lo has dicho” respondió Y más nada que de su boca saliera.

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Durante la Pascua era costumbre El que la gente escogiera: Se liberaba a un preso Y que el perdón recibiera.

Luego de aquella farsa Y que el juicio concluyera Donde maestros de la ley Influyeron en su condena Porque en la fiesta dieron la libertad A otro reo de esa pena. Y así Barrabás se salvó.

La voz de la turba suena Más fuerte que por Jesús Y que Pilato decidiera.

Pero éste cobardemente Optó que se dispusiera La crucifixión del Maestro Y ver a la multitud satisfecha.

Fue a la tortura y el azote, Al escarnio como ofrenda, Vestido con un ropaje Para que un rey pareciera. Fue condenado a la cruz Y que ese día pereciera En la tierra prometida Allí donde Él mismo naciera.

JESÚS ES CONDUCIDO AL GÓLGOTA

Luego de las torturas Y ofensas que se le hicieran, Amarrado y empujado Transitó por calles llenas De un público numeroso Que sólo supo de afrentas Salvo de aquellos amigos Que eran muy pocos apenas, Que evitaran el dolor De su madre y Magdalena.

Y aquí al Gólgota caminó Por un camino de piedra Sudoroso, ensangrentado, Con espinas en su cabeza De una corona burlona Que le puso la soldadesca. Débil y tembloroso, Cargando un madero a cuestas Tropezando y aún cayendo, Cubierto por polvo y por tierra, Con heridas lacerantes Por azotes en las piernas, En su torso, en sus brazos, En su rostro y en las caderas, Sin piedad, que provocaron Verdugos con mano férrea.

Fue cayendo y tropezando Pues grande era la torpeza De sus movimientos lentos Y que no eran por pereza Acuciado por la chusma Que lo odiaba en su presencia, Lo escupía y lo hostigaba A la vera de su senda.

Hasta que no pudo más Y exánime cayó a tierra. Lo levantaron en vilo Y otro cargó la madera.

JESÚS ES CRUCIFICADO

Armaron pronto la cruz Clavándole las muñecas Y los pies con las clavijas Para que ya no se moviera.

Con un letrero acusador Que por sobre su cabeza Indicaban su delito Y que todos lo supieran.

Era el “Rey de los Judíos” Estampado en la leyenda.

Y allí esperó en la cruz A aquella muerte lenta De la justicia romana, De la complicidad e indiferencia De una turba expectante En la forma más horrenda.

Los soldados se burlaron Al ver su boca sedienta Y le dieron con malicia Vino agrio y que bebiera.

Uno de los reos ya en la cruz Le insultaba con insistencia “Jesús, Rey de los judíos, Sálvate tú si quisieras Y a nosotros dos condenados Si tal Mesías tú fueras”. Pero el otro reo le reprendió “¿Si temor a Dios no tuvieras Pues debemos pagar nuestras culpas Mas no quién nada malo hiciera?” Y Jesús a ese criminal, A quien tenía a su diestra, Le prometió el Paraíso Y que tendrían vida eterna.

Perdonando a sus verdugos Tuvo sólo por respuesta. Se despidió de su madre Que se encontraba allí cerca; Preguntándole a su Padre Por qué abandonado Él fuera Y encomendó su espíritu Y que el Padre lo contuviera.

Se despidió mansamente Y tras unas tres horas de espera La muerte por fin se produjo Y un lanzazo recibiera Para asegurarse del todo Que cumplieron su faena.

Pero fue en ese momento Que el cielo se obscureciera Y que la tierra temblara Y el lugar se estremeciera, Que los guardias asustados De pronto se enmudecieran Pues se repartían las ropas Que el prisionero trajera.

JESÚS ES SEPULTADO

Lo bajaron de la cruz. Lo arroparon con las prendas Que con manos amorosas Las dos Marías cubrieran.

Lo llevaron al sepulcro Preparado en la contingencia Por pedido de un seguidor Que era José de Arimatea, Envuelto en una sábana de lino Y que allí solo estuviera Asegurando la entrada Con una pesada piedra.

Quienes acompañaban a Jesús, Mujeres de Galilea, Prepararon perfumes y ungüentos Como era el ritual en vigencia Para honrar a ese cuerpo Importante que muriera.

JESÚS RESUCITADO

Descansaron aquel sábado Pero al regresar a la piedra Que al sepulcro resguardaba Les sorprendió el no verla En su lugar colocada Y entraron con extrañeza A la tumba ya vacía Y que Jesús desapareciera.

Dos ángeles allí les dijeron Por nuestra presencia no teman Pues Jesús ha sido entregado En unas manos perversas Y que lo han crucificado, Es lo que explicaron a ellas, Pero que resucitaría A los tres días de esa fecha.

Los discípulos se enteraron De aquella excelente nueva Contada por las mujeres Mas no hubieron de creerlas.

Pero Pedro fue al sepulcro Y se quedó admirado al verlas A las sábanas en el piso Pero no a Jesús con las vendas.

Hicieron guardia las mujeres En la noche de tormenta Pero Cristo resucitado Se encontró pronto con ellas Y les encargó que avisaran A los discípulos que quedan Que los esperaba reunidos En el mar de Galilea Para darles su mensaje Y que difundan su idea.

Y así Jesús resucitó Y en los cielos hoy gobierna Lavando nuestros pecados, Nuestros errores y ofensas Ganándose ese lugar, El sitio de su gloria eterna, El de nuestros corazones Que creemos en su letra, Que esperamos su perdón Por nuestra conducta incierta Con arrepentimiento sincero, Arrepentidos de veras, Para estar con Él en el cielo Que es donde Jesús nos espera.

Rodolfo Zirulnik

08 06 10 Basado en Mt 26-27 y Lc 22-24

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