POR QUÉ LOS ADOLESCENTES DEBEN ACUDIR
A CRISTO SIN
TARDANZA
Por
R. M. McCheyne 1813
- 1883
«Sácianos presto de
tu misericordia y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días» (Salmo
90:14).
La
última de las condesas de Huntington no sólo fue rica en este mundo, sino
también en fe y una heredera del reino. Cuando tenía unos nueve años, vio el
cuerpo inerte de un niño de su misma edad al ser conducido al sepulcro. Se
añadió al cortejo y asistió al funeral, y fue así como el Espíritu Santo empezó
a hacerle sentir su necesidad de un salvador.
Queridos
jóvenes, cuando miréis al año que va a finalizar, quiera Dios que el Espíritu Santo
produzca en vosotros ;a misma convicción, que pueda hacer oír también en vuestros
oídos su voz penetrante: "Huye de la ira que vendrá; refúgiate en Cristo
sin más tardanza". "Escapa por tu vida; no mires tras ti".
I.
PORQUE LA VIDA ES MUY CORTA
"Los
días de nuestra edad son setenta años; que si en los más robustos son ochenta años,
con todo, su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto y
volamos" (Salmo 90:10). Aun aquellos que oven más años, cuando les llega
la hora de la muerte tienen la impresión de que su pida ha sido un sueño. Y es
que no en balde dice la Biblia une "es como un sueño". Mientras
dormimos, las horas pasan rápidamente, tanto, que no nos damos cuenta de ello. Cuando
nos despertamos que vemos cuánto tiempo ha, pasado. Así es la vida. E s como un
"cuento, o una fábula que se cuenta". Cuando estáis escuchando la narración
de un cuento agradable pasa el tiempo rápidamente y parece como si os hubiesen
robado las horas. Ciertamente "acabamos nuestros años como un
pensamiento".
Posiblemente
habéis visto más de una vez un barco en algún río con todos los marineros a
bordo, las áncoras izadas y las velas henchidas al viento, cuando dulcemente se
desliza y avanza rápido entre las ondulantes aguas. Así pasan nuestros días,
"se deslizan en el mar del tiempo como los navíos". O quizá habéis
tenido ocasión de contemplar algún águila cuando, de su nido colocado en lo más
alto de las rocas, se abalanza volando como una flecha para apoderarse de algún
ave. ¡Cuán suave, pero velozmente vuela! Así es con vuestra vida. "Se
escapa rauda como el águila sobre su presa"_ Más de una vez habéis
contemplado la neblina que se forma al pie de las montañas en las primeras
horas de la mañana y habéis visto, cuando el sol sale con sus rayos templados,
¡cuán rápidamente se desvanecen las nieblas! Y ¿qué es la vida? Ciertamente es
un vapor que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece (Santiago
4:14).
Algunos
de vosotros habéis visto cuán corta es la vida en aquellos que os rodean. "Vuestros
padres ¿dónde están? Y los profetas ¿han de vivir para siempre?" (Zac.
1:5).
¡Cuántos
amigos tenéis que duermen en el sepulcro! Algunos de vosotros tenéis más amigos
en el sepulcro que en este mundo. Dios los ha hecho pasar tomó avenida de aguas,
como una catarata que se precipita y vosotros les vais detrás. No pasará mucho tiempo
y la iglesia donde ahora os sentáis estará ocupada por otros adoradores que os habrán
sucedido, una nueva voz guiará en el canto de los salmos y un nuevo hombre de
Dios ocupará el púlpito. Estad completamente ciertos de que dentro de pocos
años todos vosotros que oís este mensaje yaceréis en el sepulcro. ¡Oh, cuán
urgente y necesario es acudir a Cristo sin demora! ¡Qué obra tan grande has de
hacer, de cuánta responsabilidad! ¡Ser llevado realmente a Cristo! ¡Y con cuán
poco tiempo cuentas para hacerla! Has de huir de la ira que vendrá, has de
acudir a Cristo en busca de refugio, has de nacer de nuevo, has de recibir el
Espíritu Santo para ser hecho apto para la gloria. El tiempo que tienes para
buscar al Señor es un tiempo solemne. Aun los muchos años de una larga vida
resultan harto breves para buscar al Señor. Busca hallar la convicción de
pecado y el dar interés a Cristo y a tu alma. "Sácianos presto de tu misericordia
y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días" (Sal 90:1 14).
II.
PORQUE LA VIDA ES MUY INCIERTA.
"El
hombre es como la hierba, que crece en la mañana, en la mañana florece y crece;
a la tarde es cortada y se seca". La mayoría de los hombres son cortados
sin haber llegado a la edad madura; quizá hay un 50 por 100 de la humanidad que
muere antes de alcanzarla. Únicamente en la ciudad de Glasgow mueren más de la
mitad de sus habitantes antes de los 20 ó 30 años de edad. De la mayoría de los
hombres se puede decir: "Sale como una flor y es cortado". La muerte
es muy cierta, pero el tiempo en que nos sorprenderá muy incierto. Muchos creen
que aún no morirán porque disfrutan de salud inmejorable, pero no tienen en
cuenta que muchos muy sanos también murieron por accidente u otras causas
fortuitas. Ni los buenos alimentos y vestidos de la mejor calidad constituyen
una eficaz defensa contra la muerte. Está escrito: "El rico también murió
y fue enterrado". Tampoco amables y atentos médicos o amigos pueden defenderos
de la muerte. Cuando la muerte llega se burla de los esfuerzos de los más hábiles
médicos y arranca al ser querido de los brazos más tiernos. Algunos hay que piensan
que ellos no morirán todavía porque no están preparados para morir, pero no paran
mientes en el hecho de que muchos murieron sin estar preparados, sin estar convertidos,
sin ser salvados. Olvidáis que está escrito acerca de la puerta estrecha "que
pocos son los que la hallan". La mayoría de las personas yace en una
oscura tumba y en una eternidad más oscura todavía.
Algunos
de vosotros creéis que no moriréis porque todavía sois jóvenes. Olvidáis lo que
ya hemos dicho, que la mitad de la humanidad muere antes de alcanzar la edad madura.
La mitad de los habitantes de esta ciudad muere antes de llegar a los veinte años.
¡Oh, si tú tuvieses que estar presente como yo en el lecho de muerte de niños y
adolescentes y pudieses ver su inquieta mirada y sus movimientos espasmódicos y
trémolos y oír sus agonizantes lamentos, comprenderías cuán necesario te es
acudir, escaparte a Cristo ahora! Puede estar cercano tu turno. ¿Estás
preparado para morir? ¿Has huido a Cristo para refugiarte a Él? ¿Has sido
perdonado? "No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué dará de sí
el día" (Proverbios 27:1).
III.
LA MAYORÍA DE LOS SALVADOS ACUDIERON A CRISTO EN SU JUVENTUD.
Fue
así en los días de nuestro bendito Salvador. Aquellos que eran entrados en
años, eran, o mejor dicho, se consideraban demasiado sabios y prudentes para
ser salvos por la sangre del Hijo de Dios y Él así lo reveló a aquellos que
eran más jóvenes y que tenían menos sabiduría. "Te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los
entendidos y las hayas revelado a los niños" (Mateo 11:25). "Junta a
los corderos con su brazo y los lleva en su seno". Ha sido así en casi
todos los tiempos de avivamiento. Si preguntáis a los cristianos ya maduros,
veréis cómo os contestará la mayoría de ellos que fueron despertados, y tuvieron
ansiedad o inquietud por sus almas y fueron salvos siendo aún jóvenes.
¡Oh,
qué razón tan poderosa para buscar un pronto y urgente verdadero acercamiento a
Cristo! Si no habéis sido salvados en vuestra juventud, puede que después nunca
lo lleguéis a ser. Existe un tiempo especial y adecuado, el tiempo apropiado
para la salvación. Jesús dijo a los de Jerusalén: "No has conocido el
tiempo de tu visitación". Hay tiempos y períodos que bien podrían llamarse
"días de conversión". Abundan especialmente y de forma inequívoca en
más de un alma. El domingo es el gran día en que se reúnen las almas; el día
del Señor puede ser llamado el día del mercado del Señor. E s el día de la gran
cosecha de almas. Bien sé que hay una generación que se levanta contra ese día
y se afana en hollarlo bajo sus pies, con su vil y nefanda conducta, pero
vosotros apreciáis el día del Señor. El tiempo de aflicción es también un tiempo
de conversión. Cuando Dios se lleva a algún ser amado y decís: "Esto es el
dedo de Dios", recordad que Cristo con ello trata de salvaros: abridle la
puerta y permitidle entrar. El tiempo en que el Espíritu Santo contiende con
vuestra alma es también tiempo de conversión. Si sentís en vuestro corazón su
llamamiento y su acción que os impulsa a buscar en la Biblia vuestra salvación,
o a consultar a vuestro pastor, "no apaguéis el Espíritu"; "no
resistáis al Espíritu Santo", "no afrentéis el Espíritu Santo de
Dios". La juventud es tiempo de conversión. "Dejad a los niños venir
a mí y no les impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos". ¡Oh,
vosotros que sois como ovejas, buscad ser hallados y recogidos por los brazos
del Salvador y permitid que os lleve en su hombro o junto a su seno! Acudid y
confiad bajo las alas potentes del Salvador. "Aún hay lugar".
IV.
PORQUE SE ES MÁS FELIZ ESTANDO EN CRISTO QUE FUERA DE CRISTO.
Muchos
hay que al leer estas palabras dicen en su corazón: "Cosa triste es ser
religioso". La juventud ?piensan? es el tiempo del placer, de comer, de
beber, de vi«r desenfrenadamente". Yo sé que la juventud es el tiempo del
placer; es en ella que los pies son más ligeros, que el ojo está más lleno de
vida y brillo, que el corazón rebosa más alegría. Pero ésta es precisamente la
razón que yo doy para acudir a Cristo. Se es más feliz estando en Cristo que
fuera de Cristo.
1.
Porque satisface el corazón. ? Nunca he negado que puedan hallarse alegrías
fuera de Cristo. La música y el baile, los juegos y deportes están íntimamente
ligados y atraen fuertemente a los corazones de los jóvenes. Pero, ¡ah! pensad
un momento. ¿No es borroso vivir felizmente no estando salvado? ¿No es trágico
ver a un hombre durmiendo plácida y tranquilamente en una casa en llamas? Z Y
no es suficiente para horrorizarnos veros bailando y divirtiéndoos sabiendo que
Dios está enojado y su ira amenazando contra vosotros seriamente cada día?
Pensad
otra vez. ¿No se hallan en Cristo placeres infinitamente más dulces? "El
que beba de esta agua volverá a tener sed, mas el que bebiere del agua que yo
le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una
fuente de agua que salte para vida eterna" (Juan 4:13, 14). "Hartura
de alegrías hay en tu rostro y deleites a tu diestra para siempre". Ser
perdonado, tener paz con Dios, tenerle a Él por Padre, contar con su
complacencia y amor, disfrutar de su Espíritu Santo derramado en nuestros
corazones y haciéndonos más y más santos, son todo ello placeres dignos de toda
la eternidad. "Un día en tus atrios es mejor que mil fuera de ellos"
(Salmo 84:10). ¡Oh, sed llenos de su favor y quedad satisfechos con la
bendición del Señor! Vuestro pan de cada día se os hará más dulce. Comeréis
entonces vuestro alimento "con alegría y sencillez de corazón"
(Hechos 2:46). Vuestros pies se hacen más ligeros y emprendedores porque son
los pies de un cuerpo redimido, de un cuerpo libertado. Vuestro sueño es más
dulce "porque Jehová da a su amado el sueño". El sol brilla con un
nuevo atractivo y la tierra presenta una nueva sonrisa porque conscientemente podéis
decir: " Mi Padre lo ha hecho todo".
2.
Porque Cristo hace felices todos los días. . Los deleites
"temporales", no durarán. Pero al ser uno traído a Cristo, su
experiencia se asemeja al amanecer de un día eterno; la serena alegría del
cielo se extiende sobre todos los días de su peregrinación. En los días de
angustia o tribulación ¿queréis decirme qué hará por vosotros el mundo?
"El
que canta canciones al corazón afligido, es como el que quita la ropa en tiempo
de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre" (Prov. 25:20). Creedme que
cercanos están de vosotros los días cuando diréis "a la risa: enloqueces,
y al placer: ¿de qué sirve esto?" (Eclesiastés 2:2). Pero si acudís ahora
a Jesucristo, Él cuidará de vuestros días malos. Cuando el viento es contrario
y las olas son altas, Jesús se os acercará y os dirá alentadoramente: "No
temáis, que Yo soy". Su voz dará paz al corazón aún en la hora más
dolorosa. Cuando el mundo os reproche y censure y deseche vuestro nombre como
malo, cuando se os cierren las puertas, Jesús se os acercará y os dirá:
"Paz a vosotros". ¿Quién podrá explicar la dulzura y paz que Cristo
da al corazón en tales horas? Una muchachita que en su edad temprana había sido
llevada a Cristo, así lo sentía cuando fue confinada al lecho de una larga
enfermedad. "No estoy triste decía de hallarme postergada en la cama,
porque mi cama es mullida por el Señor y tengo la impresión de que está llena
de un perfume de amor hacia mí. El tiempo, el día y la noche, el Señor hace que
me sean dulces. La tarde me es placentera y la mañana refrescante".
Y
finalmente, en el día de la muerte, ¿qué podrá hacer el mundo por vosotros? El
baile, y la música, y los compañeros de diversión no podrán, estarán
incapacitados para daros entonces consuelo y mucho menos alegría. Ninguna broma
más os satisfará, ninguna sonrisa más os dará aliento. "Ojalá fuerais
sabios, que comprendierais esto y entendieseis vuestra postrimería" (Deut.
32:29). En cambio, en este mismo trance el alma de uno que está en Cristo se
regocija con un gozo más íntimo, tan íntimo como inexplicable, y lleno de
gloria. Jesús puede hacer el lecho de muerte más suave que lo hacen las más
finas almohadas. Recordad que cuando murió Esteban, su noble pecho fue golpeado
con crueles piedras, pero él, arrodillándose, dijo: "Señor Jesús, recibe
mi espíritu". Juan Newton nos habla de una joven cristiana que, en el día
de su muerte, dijo: "Si esto es morir, dulce cosa es morir". Otro
cristiano, niño de ocho años, llegó a su casa enfermo de una dolencia de la
cual murió. Su madre le preguntó si tenía miedo de morir. " No ?le
respondió?, yo deseo morir si es la voluntad de Dios: aquella dulce palabra de
"dormir en Jesús" me hace feliz cuando pienso en el sepulcro".
"Hijitos,
que vuelvo a estar de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros". Si queréis
vivir y morir felices, acudid ahora al Salvador. La puerta del arca está ampliamente
abierta. Entrad ahora, no sea que después ya no os sea posible entrar.
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