viernes, 5 de diciembre de 2014

¿NOVIAZGO O ESPONSALES?



Alguien me pregunto días atrás: ¿Qué es el noviazgo para los luteranos? Fue una buena pregunta. Vino a mi mente los esponsales, ya olvidados por muchos, dado al poco valor que representa el matrimonio para ellos.

¿Pero, que son los Esponsales? Es la Promesa mutua de casamiento entre el hombre y la mujer que suele celebrarse con cierta formalidad y ceremonia. (Pedir la mano y brindar) Lo que vendría a ser el noviazgo verdaderamente.

Veamos esto con mayor profundidad y aclaro, me base en el COMPENDIO DE LA DOCTRINA CRISTIANA LUTERANA. De Edwar W. A. Koelher.

El estado de matrimonio ante Dios no empieza con la ceremonia pública de la boda y no es efectuado por la declaración oficial de que los dos son ahora esposo y esposa. No es el ministro, sacerdote o juez el que realmente une al hombre y a la mujer en matrimonio; sino que antes de la boda publica las partes mismas se unen en matrimonio por su libre y mutuo consentimiento y acuerdo para ser esposo y esposa; es por su propio consentimiento y acuerdo que Dios los une (Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Mateo 19:6).

Ya que la esencia misma del matrimonio reside en este mutuo consentimiento, se sigue de ahí que ante Dios el estado de matrimonio existe tan pronto como las partes se ponen de acuerdo para ser esposo y esposa; en otras palabras, el matrimonio comienza con los esponsales o promesa de matrimonio. Consensus, non concubitus, facit matrimonium, o sea, el consentimiento, no la cohabitación, hace el matrimonio.

Ante Dios la promesa de matrimonio es equivalente a matrimonio, como aprendemos de Deuteronomio 22: 23-24[i] y de Mateo 1: 18-20[ii], donde Dios mismo, a una virgen que esta desposada (comprometida), con un hombre, la llama su esposa y el es llamado su esposo.

Por tanto, mantenemos y sostenemos que al matrimonio se entra por un legítimo compromiso matrimonial o esponsales. (Verdadero noviazgo). Sin embargo, no siempre el compromiso constituye unos legítimos esponsales. (Y es aquí donde se cometen los mayores errores y fracasos matrimoniales). Promesas secretas, esponsales o noviazgos hechos para divertirse, (lo común de hoy día), o cuando las personas están intoxicadas con licor o drogas, o hechos por un tiempo limitado, o cuando por una u otra razón falta el consentimiento de cualquiera de las partes, o fue obtenido por coacción, amenazas o engaño, o donde hay una equivocación de persona, o donde el consentimiento es dado condicionalmente, (¿capitulaciones?), o donde simplemente existe una promesa de casarse en un tiempo futuro, tales compromisos no son propiamente esponsales o noviazgos, y el matrimonio no existe bajo tales condiciones. Los esponsales no son una promesa de futuro matrimonio y una promesa de futuro matrimonio no es propiamente un desposorio.

Sin embargo, cuando partes competentes por consentimiento libre y contemporáneo se ponen de acuerdo de praesenti, de ahora en adelante, ser esposo y esposa, el estado de matrimonio existe.

Un desposorio o noviazgo valido, por lo tanto, debe ser público y consiste en esto: que las partes interesadas, libre y voluntariamente, consienten en que desde ahora en adelante serán y permanecerán esposo y esposa aun cuando la ceremonia matrimonial y su unión sea pospuesta por algún tiempo. (Fidelidad no cohabitación).

Si los padres respectivos viven, su consentimiento debe ser obtenido. (Muchos no prestan interés a esto y es grave). Betuel, el padre, y Rebeca, la hija, dieron su consentimiento al matrimonio propuesto por Abraham e Isaac por medio de su criado (Génesis 24).

Así como los padres no pueden forzar a sus hijos en un matrimonio contra su voluntad, así también los hijos no deben casarse contra la voluntad de sus padres. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento establecen el derecho de los padres a dar a sus hijos en matrimonio (Deuteronomio 7: 3; Nehemías 13: 25[iii]; 1 Corintios 7:38[iv]).

Aun el estado reconoce este derecho fundamental al requerir el consentimiento de los padres en el caso de menores. Al dar un paso tan importante como es el matrimonio, los hijos deben buscar el consejo y consentimiento de los padres, cuya bendición o maldición son igualmente potentes, ya que la bendición del padre puede edificar hogares para sus hijos, mas la maldición de la madre puede derribarlos. Sin embargo, es un mal uso de la autoridad de los padres prohibir absolutamente el matrimonio a sus hijos o impedir el matrimonio por razones egoístas.

Eso pensamos los Luteranos Confesionales del Noviazgo o Esponsales.



[i] Deuteronomio 22: 23-24: 23Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; 24entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti.
[ii] Mateo 1: 18-20: 18El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. 19José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

[iii] Nehemías 13: 25: Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos
[iv] 1 Corintios 7: 38: De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor.

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