Alguien me pregunto días atrás: ¿Qué es el noviazgo
para los luteranos? Fue una buena pregunta. Vino a mi mente los esponsales, ya
olvidados por muchos, dado al poco valor que representa el matrimonio para
ellos.
¿Pero, que son los Esponsales?
Es la Promesa
mutua de casamiento entre el hombre y la mujer que suele celebrarse con cierta
formalidad y ceremonia. (Pedir la mano y brindar) Lo que vendría a ser el noviazgo verdaderamente.
Veamos esto con mayor profundidad y aclaro, me base en
el COMPENDIO DE LA DOCTRINA CRISTIANA LUTERANA. De Edwar W. A. Koelher.
El estado de matrimonio ante Dios no empieza con la
ceremonia pública de la boda y no es efectuado por la declaración oficial de
que los dos son ahora esposo y esposa. No es el ministro, sacerdote o juez el
que realmente une al hombre y a la mujer en matrimonio; sino que antes de la
boda publica las partes mismas se unen en matrimonio por su libre y mutuo consentimiento
y acuerdo para ser esposo y esposa; es por su propio consentimiento y acuerdo
que Dios los une (Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por
tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Mateo 19:6).
Ya que la esencia misma del matrimonio reside en
este mutuo consentimiento, se sigue de ahí que ante Dios el estado de
matrimonio existe tan pronto como las partes se ponen de acuerdo para ser
esposo y esposa; en otras palabras, el matrimonio comienza con los esponsales o
promesa de matrimonio. Consensus, non
concubitus, facit matrimonium, o sea, el consentimiento, no la cohabitación, hace el
matrimonio.
Ante Dios la promesa de
matrimonio es equivalente a matrimonio, como aprendemos de Deuteronomio 22:
23-24[i] y de Mateo 1: 18-20[ii], donde Dios mismo, a una
virgen que esta desposada (comprometida), con un hombre, la llama su esposa y
el es llamado su esposo.
Por tanto, mantenemos y sostenemos que al matrimonio
se entra por un legítimo compromiso matrimonial o esponsales. (Verdadero
noviazgo). Sin embargo, no siempre el compromiso constituye unos legítimos
esponsales. (Y es aquí donde se cometen los mayores errores y fracasos
matrimoniales). Promesas secretas, esponsales o noviazgos hechos para
divertirse, (lo común de hoy día), o cuando las personas están intoxicadas con
licor o drogas, o hechos por un tiempo limitado, o cuando por una u otra razón falta
el consentimiento de cualquiera de las partes, o fue obtenido por coacción,
amenazas o engaño, o donde hay una equivocación de persona, o donde el consentimiento
es dado condicionalmente, (¿capitulaciones?), o donde simplemente existe una
promesa de casarse en un tiempo futuro, tales compromisos no son propiamente
esponsales o noviazgos, y el matrimonio no existe bajo tales condiciones. Los
esponsales no son una promesa de futuro matrimonio y una promesa de futuro
matrimonio no es propiamente un desposorio.
Sin embargo, cuando partes
competentes por consentimiento libre y contemporáneo se ponen de acuerdo de praesenti, de ahora en adelante, ser
esposo y esposa, el estado de matrimonio existe.
Un desposorio o noviazgo
valido, por lo tanto, debe ser público y consiste en esto: que las partes
interesadas, libre y voluntariamente, consienten en que desde ahora en adelante serán
y permanecerán esposo y esposa aun cuando la ceremonia matrimonial y su unión sea pospuesta por algún tiempo. (Fidelidad
no cohabitación).
Si los padres respectivos
viven, su consentimiento debe ser obtenido. (Muchos no prestan interés a esto y
es grave). Betuel, el padre, y Rebeca, la hija, dieron su consentimiento al
matrimonio propuesto por Abraham e Isaac por medio de su criado (Génesis 24).
Así como los padres no
pueden forzar a sus hijos en un matrimonio contra su voluntad, así también los
hijos no deben casarse contra la voluntad de sus padres. Tanto el Antiguo como
el Nuevo Testamento establecen el derecho de los padres a dar a sus hijos en
matrimonio (Deuteronomio 7: 3; Nehemías 13: 25[iii]; 1 Corintios 7:38[iv]).
Aun el estado reconoce este
derecho fundamental al requerir el consentimiento de los padres en el caso de
menores. Al dar un paso tan importante como es el matrimonio, los hijos deben
buscar el consejo y consentimiento de los padres, cuya bendición o maldición son
igualmente potentes, ya que la bendición del padre puede edificar hogares para
sus hijos, mas la maldición de la madre puede derribarlos. Sin embargo, es un
mal uso de la autoridad de los padres prohibir absolutamente el matrimonio a
sus hijos o impedir el matrimonio por razones egoístas.
Eso pensamos los Luteranos Confesionales del Noviazgo o Esponsales.
[i] Deuteronomio
22: 23-24: 23Si hubiere una muchacha virgen desposada
con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; 24entonces
los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la
joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer
de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti.
[ii] Mateo 1: 18-20: 18El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada
María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido
del Espíritu Santo. 19José su marido, como era justo, y no quería
infamarla, quiso dejarla secretamente. 20Y pensando él en esto, he
aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David,
no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del
Espíritu Santo es.
[iii] Nehemías 13:
25: Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué
los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos,
y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos
[iv] 1 Corintios 7: 38: De manera que el que la da en casamiento hace bien,
y el que no la da en casamiento hace mejor.
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